La sociedad medieval estaba constituida por clases muy diferentes entre sí y que, de acuerdo con sus actividades, comprendían a los que rezaban, es decir, al clero; a los que combatían, o sea la nobleza, y a los que trabajaban: campesinos, artesanos y siervos. Naturalmente, estas clases sociales se distinguían por su atuendo, y en la nobleza es donde se notaba con más evidencia la evolución de la vestimenta y de los tejidos empleados en la confección de la misma. Los campesinos y artesanos usaban una especie de túnica corta con mangas hecha de tela rústica y colores apagados y oscuros, calzas largas ajustadas y calzado de cuero liso. Cubrían la cabeza can un capuchón de lana gruesa o un sombrero. Los sacerdotes se colocaban una especie de casulla corta, de mangas amplias, y los monjes una túnica sencilla y capa. Los caminantes y viajeros llevaban una especie de bastón que, por lo general, era un palo rústico.
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