En el siglo XV se advirtió una profunda transformación en la moda femenina. El gabán, la prenda más usada en los siglos anteriores, fue reemplazado por un verdadero vestido, llamado en francés "robe". Se caracterizaba por tener un corpiño ajustado, el talle alto y ceñido, escote amplio, mangas ajustadas y falda con mucho vuelo.
El tocado, como hemos señalado en notas anteriores, adquirió gran importancia y variedad.
Los turbantes ocultaban totalmente el cabello y el "hennin", introducido en Francia por Isabel de Baviera, era usado por las damas de alcurnia. Los rollos se adornaban con velos muy tenues o telas gruesas armadas.
El calzado era de terciopelo adornado con bordados, y en esta época tenían una gran punta. A veces, esa descomunal punta se sujetaba al tobillo con una cadenita de oro o metal. A la nobleza se le permitió usar punta de unos 60 cm de largo; a los caballeros, de 30 cm de largo y a la gente del pueblo, de sólo 5 ó 6 cm de largo. El calzado indicaba pues la clase social.
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