El traje del emperador en la China era de extraordinaria belleza no sólo por las ricas telas sino por los suntuosos adornos. Por lo general constaba de tres túnicas, una sobre otra, sin mangas. La más corta se colocaba sobre las más largas y dejaba pasar las mangas.
Esta túnica exterior corta estaba bordada en sedas de colores y prevalecía el amarillo. La segunda túnica tenía también bordados y aplicaciones y la tercera se destacaba, además de los bordados, por una ancha cenefa de terciopelo azul. Botones de oro y de nácar completaban el adorno de las túnicas.
En la cabeza el emperador llevaba un casco de oro en forma de embudo, con piedras preciosas aplicadas, y en la parte superior un penacho de plumas.
El calzado era de cuero suave con la suela de la parte delantera levantada hacia arriba y un borde rojo en el empeine. Medias de seda dorada cubrían el pie y la pierna y como adorno se llevaba una cadena de oro en el tobillo. Las mujeres de clase noble se apretaban los pies con vendas para achicárselos.
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