La toma de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, por los turcos, dio a este pueblo una notable influencia en Europa y, como ha ocurrido en otros momentos de la historia, los usos, las costumbres y la vestimenta de los vencedores se impusieron sobre otras poblaciones. Así comenzó a difundirse una especie de sobretodo largo hasta el suelo y de igual corte, tanto en el pecho como en la espalda. La prenda iba abierta por delante en su totalidad, tenía mangas anchas y cortas o bien sólo aberturas para los brazos. A veces presentaba mangas largas y estrechas, adornadas con tiras o cintas de seda de colores contrastantes que se sujetaban casi cerca del hombro. La gente del pueblo o los campesinos usaban una especie de ropón suelto que les llegaba hasta las rodillas o mitad de la pierna, sujeto a veces en la cintura con un ancho cinturón de cuero o material más flexible.
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