En la época del Renacimiento, en Inglaterra, la túnica de los hombres se acortó. Debajo de ella se usaba un chaleco o pechera de tela suntuosa y bordada. Este chaleco se abrochaba adelante en forma entrecruzada, y también se sujetaba por detrás. Sobre el cuerpo se llevaba una camisa blanca de puro hilo, cuyo cuello sobresalía del chaleco. Otra prenda muy común era el gabán largo con mangas amplias y sueltas, acuchilladas, que dejaban ver las mangas de la túnica y de la camisa.
Los cabellos se usaban, por lo general, cortos, con flequillo y cayendo sobre los hombros. Los sombreros tenían diversas formas: comúnmente eran de terciopelo, con ala pequeña y adornados con plumas y alhajas.
El calzado, tanto el femenino como el masculino, era muy sencillo y estaba confeccionado de cuero, de paño o de terciopelo. Los guantes, cinturones y otros accesorios tenían ricos bordados.
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