A partir del siglo XVII y sobre todo desde el siguiente, la vestimenta de la nobleza en Europa occidental era semejante.
El intercambio comercial de telas suntuosas era frecuente, pero también la creación de manufacturas reales y propias en España, Francia, Inglaterra, Italia y Flandes permitía la utilización de tejidos que hacían posibles algunas diferenciaciones.
Hacia el 1700 los nobles ingleses usaban unas bragas cortas con un faldellín de cuero y una chaqueta con mangas acuchilladas. Todo esto permitía lucir una camisa de seda natural o de hilo blanco con mangas abullonadas. Las botas de cuero se abrían como una corola y dejaban ver medias de seda que llegaban hasta la rodilla.
Los hombres usaban el cabello largo y sombrero de fieltro adornado con plumas.
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