En la época medieval la vestimenta de los rusos sufrió una gran influencia de los bizantinos, de modo que los trajes se hicieron suntuosos. En lugar de los hábitos cortos, abiertos por delante, se llevaron al estilo de Bizancio: largos, cerrados y con adornos de colores en los bordes. Los nobles usaban un manto que se sujetaba en un hombro por medio de un broche. En la cabeza los hombres usaban una gorra con adorno de pieles, y las mujeres un manto con ricos bordados.
Las invasiones de hordas mogólicas provenientes del Este de Asia quebraron la influencia bizantina, y si bien las clases inferiores conservaron su sencilla manera de vestir, las clases altas adoptaron la moda de los vencedores. Entonces comenzó a usarse un ropón abierto adelante y abrochado, y en lugar de manto un caftán con mangas cortas y anchas o bien largas y estrechas.
En la parte superior había una abertura para pasar, si se quería, el brazo, de modo que el resto de la manga colgaba libremente, detalle que resultaba muy original.
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