En el siglo XVI, el traje femenino en Alemania se destacaba por su suntuosidad. A ello contribuían las ricas telas procedentes de Flandes, como terciopelos, sedas, brocados y encajes. El vestido era ajustado en el busto y el talle, y con un escote amplio en forma de óvalo que llegaba hasta el extremo de los hombros, o bien cuadrado o redondo. La falda era amplia, con pliegues, y llegaba hasta el suelo. Las mangas eran muy ajustadas en el brazo, y en el hombro y codo presentaban pliegues o cortes del tipo acuchillado. Los tocados eran muy diversos y a veces, cubrían la larga cabellera. Por lo general, eran de tela fina y tenían adornos de hilos de oro, bordados y alguna piedra preciosa incrustada en el centro, sobre la frente. También se usaban amplios sombreros de terciopelo acuchillados, con vistosas plumas. Las joyas preferidas eran los collares de oro y plata en forma de cadenas. Algunos detalles de la vestimenta distinguían a las mujeres casadas de las solteras.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario