A fines del siglo XIX y principios del siglo XX la moda masculina se hizo muy sobria en los países de Europa occidental y de América. La vestimenta masculina y femenina de las clases altas era semejante, y los modelos básicos eran creados en París.
El traje masculino constaba de tres piezas: chaqueta larga con cuello y solapa: el chaleco, por lo general de la misma tela o de gamuza, y pantalón con dobladillo hacia afuera.
La camisa era generalmente de seda blanca, lisa, con cuello duro y se usaba con una corbata fina o un lazo.
El sombrero de fieltro tenía alas anchas levantadas en los bordes. Completaban el atuendo guantes de cuero y bastón con mangas de diversas formas y materiales. El cabello se llevaba corto, y los bigotes eran grandes e inclinados hacia arriba.
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